gotas de rocío se esparcen inquietas;
brizna vaporosa, hojas en el viento
contemplo serena bajo las estrellas.
Silencio me envuelve en la noche oscura
voy sintiendo el aire más fresco, más puro
Y sueño despierta contemplando el cielo
Dios me guiña el ojo y yo le agradezco…
Más allá la luna, la luna escondida
me insita entre sueños a expandir mi vida,
de lejos la miro un tanto extrañada,
la siento lejana sin poder mirarla.
Se inclina mi alma al cielo infinito
mientras el rocío desciende a mi cuerpo;
sensaciones puras han de cautivar
esta noche eterna que cubre mi andar.
¡Oh, noche serena, cielo prodigioso!
Cuánta es la armonía que inunda a mi alma,
todo el firmamento es como una ofrenda
un bello regalo de una mano eterna
Esencia que inunda todo alrededor
se vuelve pureza, transmuta en amor;
belleza infinita que Dios nos legó
en cada semilla de su fiel creación.
Yace en la rivera un bello murmullo,
se oye a lo lejos, se esparce en el viento;
y mi corazón latiendo en mi pecho
rebosa de vida entre éstos cimientos.
Cintia Daniela Domicolo