Debo
aprender a callar, a prescindir de las palabras y a confiar más en el silencio…
Necesito
dispensar la mente, hilvanar los pensamientos y condensarlos en palabras más
suaves, hasta el punto de no necesitar de ellas, porque las palabras que salen
de la boca son la manifestación de lo que en primera instancia no se ve.
Aquello que esta guardado en lo más profundo de nuestro ser.
Preciso
asimilar el vacío, tal vez si me vaciara por dentro no necesite hablar y
entonces surja el silencio.
En mi mente
un torbellino de ideas y pensamientos me invade, a menudo no logro dispensar
dicho bullicio y entonces me entrego a lo que en apariencia es la vida, la de
cada día, que en ocasiones me envuelve con su manto de deidad y otras me deja a
la intemperie de lo que desearía nunca fuera parte de mí.
Armonía,
equilibrio, avenencia de momentos que ansío, que revolotean en mi pecho, como
mariposas y colibríes que llenan de color al alma mía. Quiero empaparme de
sensaciones que me lleven a experimentar lo trascendente de la vida, para
apropiarme de su sabiduría.
Cintia
Daniela Domicolo